Descubren el proceso de la metástasis del cáncer en el
cerebro
Las
células cancerígenas se establecen en el cerebro y forman nuevos tumores al
ajustarse a las venas capilares y sintetizar unas proteínas que bloquean
las defensas naturales contra ellas, según un estudio publicado en la revista
“Cell”.
El
trabajo, realizado en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center y liderado por
el científico español Joan Massagué, explica así el funcionamiento en el
cerebro de la metástasis, el proceso por el que algunas células
cancerígenas escapan de su tumor original y se instalan en otros tejidos y
órganos.
La metástasis
es la causa más común de las muertes por cáncer y los tumores cerebrales
que nacen a través de este procedimiento son diez veces más comunes que los
cánceres primarios.
Para
llegar hasta el cerebro, estas células deben separarse del tumor donde se
originaron, entrar en el torrente sanguíneo y cruzar unos vasos sanguíneos
densos denominados “barrera de sangre del cerebro”, por lo que la mayoría de ellas
muere antes de implantarse en el cerebro, mejor protegido que otros órganos.
“¿Qué
las mata? ¿Y cómo ocasionalmente algunas células sobreviven -a veces
ocultándose en el cerebro durante años- para finalmente engendrar nuevos
tumores? ¿Qué las mantiene vivas y dónde se esconden?”, se preguntó Massagué,
también director del Sloan Kettering Institute de Nueva York.
Según
se detalla en el estudio, cuando las células “metastizadas” llegan al cerebro
se encuentran unas células (denominada “astrocitos”) que las fuerzan a
autodestruirse.
Las
únicas que sobreviven lo consiguen al producir otra proteína (“Serpin”) que
actúa a modo de antídoto.
Tras
tomar imágenes de las células cancerígenas en cerebros de ratones, los
investigadores averiguaron que las células sobrevivientes crecen juntándose a
los capilares sanguíneos -”como un oso panda abrazando un tronco de árbol”,
explica Massagué-.
“El
abrazo es claramente esencial”, insiste Massagué, quien añade que si un tumor
célula tumoral se separa de su vaso, los astrocitos la matan y que, al
quedarse, obtiene nutrición y protección y puede además empezar a dividirse y
formar un forro alrededor del capilar.
El
descubrimiento podría convertir a esas células en el objetivo de nuevos
fármacos que disminuyan el riesgo de metástasis. EFE
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